Granma – Como candidato à presidência do Brasil com o maior apoio popular e que todas as pesquisas indicam como favorito, como você classifica esta perseguição e prisão a que foi submetido?
Lula – É um processo político, uma prisão política. O processo contra mim não aponta um crime, nem há provas. Eles tiveram que desrespeitar a Constituição para me prender. O que está se tornando cada vez mais transparente para a sociedade brasileira e para o mundo é que eles querem me tirar das eleições de 2018. O golpe em 2016, com a retirada de um presidente eleito, indica que eles não admitem que as pessoas votem em quem quiserem votar.
A prisão tem sido, para muitos líderes presos pelo simples fato de lutar pelo povo, um lugar de reflexão e organização de ideias para continuar a luta. No seu caso, como você enfrenta esses primeiros dias, já que não consegue entrar em contato com as pessoas?
Estou lendo e pensando muito, é um momento de muita reflexão sobre o Brasil e principalmente no que tem acontecido nos últimos tempos. Estou em paz com a minha consciência e duvido que todos os que mentiram contra mim durmam com a tranquilidade com que durmo. Claro que eu gostaria de ter liberdade e estar fazendo o que fiz durante toda a minha vida: diálogo com as pessoas. Mas estou ciente de que a injustiça que está sendo cometida contra mim também é uma injustiça contra o povo brasileiro.
Quão importante é saber que em todos os estados brasileiros há milhares de compatriotas a favor de sua libertação?
A relação que tenho construído ao longo de décadas com o povo brasileiro, com as entidades dos movimentos sociais, é de muita confiança e é algo que eu aprecio, porque na minha carreira política sempre insisti em nunca trair essa confiança. E eu não trairia essa confiança por nenhum dinheiro, por um apartamento, por nada. Foi assim antes de ser presidente, durante a presidência e depois dela. Então, para mim, essa solidariedade é algo que me empolga e me encoraja a permanecer firme.
Como definir o conceito de democracia imposto por um patrono da oligarquia para descartar os líderes de esquerda e que não ocupam o poder?
A América Latina viveu nas últimas décadas seu momento mais forte de democracia e conquistas sociais. Mas recentemente as elites da região estão tentando impor um modelo onde o jogo democrático só é válido quando eles ganham, o que, claro, não é democracia. Então é uma tentativa de democracia sem povo. Quando não sai do jeito que eles querem, eles mudam as regras do jogo para beneficiar a visão de uma pequena minoria. Isso é muito sério. E estamos vendo isso, não só na América Latina, mas em todo o mundo, um aumento da intolerância e perseguição política. Isso aconteceu no Brasil, na Argentina, no Equador e em outros países.
Que mensagem você envia para todos aqueles que, no Brasil e no mundo, são solidários com você e exigem sua libertação imediata?
Eu agradeço toda a solidariedade. É necessário estar em solidariedade com o povo brasileiro. Desemprego aumenta, mais de um milhão de famílias voltaram a cozinhar com lenha por causa do aumento do preço do gás de cozinha, milhões que deixaram a miséria não estão mais comendo, e até mesmo a classe média perdeu emprego e renda.
O Brasil estava em uma trajetória de décadas de progresso democrático, de participação política e junto com os avanços sociais, que se aceleraram com os governos do PT, que venceram quatro eleições consecutivas.
Eles não atacaram apenas contra o PT. Eles não me prenderam apenas para prejudicar Lula. Eles o fizeram contra um modelo de desenvolvimento nacional e inclusão social. O golpe foi feito para eliminar os direitos dos trabalhadores e aposentados, conquistados nos últimos 60 anos. E as pessoas estão percebendo isso. E vamos precisar de muita organização para voltar a ter um governo popular, com soberania, inclusão social e desenvolvimento econômico no Brasil.
TRADUÇÃO FONTE: https://www.brasil247.com/
El líder obrero, el hombre que en su etapa de Presidente de Brasil impulsó leyes y planes sociales que permitieron sacar de la pobreza a unos 30 millones de brasileños, al que todas las encuestas lo dan como el favorito por amplia mayoría para ganar las elecciones presidenciales del 2018, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió a una entrevista de Granma, cuestionario que le hizo llegar la mano amiga de un brasileño.
La entrevista no pudo ser –por razones obvias– todo lo amplia que desearía este periodista. Sin embargo, la circunstancia de estar preso y haber hecho un aparte en su valioso tiempo para responder nuestras preguntas le aporta un valor agregado, no solo para los lectores cubanos, sino para los de todo el mundo.
–En su condición de candidato a la Presidencia de Brasil con el mayor apoyo popular y que todas las encuestas indican como favorito, ¿cómo califica esta persecución y aprisionamiento a los que ha sido sometido?
–Es un proceso político, una prisión política. El proceso contra mí no logra apuntar un crimen, ni existen pruebas. Tuvieron que irrespetar la Constitución para arrestarme. Lo que está quedando cada vez más transparente para la sociedad brasileña y para el mundo es que ellos quieren sacarme de las elecciones del 2018. El golpe dado en el 2016, con la retirada de una presidenta electa, indica que ellos no admiten que el pueblo vote a quien quiera votar.
–La prisión ha sido, para muchos líderes presos por el simple hecho de luchar por el pueblo, un lugar de reflexión y organización de las ideas para proseguir la lucha. En su caso, ¿cómo encara esos primeros días, ya que se encuentra impedido de entrar en contacto con el pueblo?
–Estoy leyendo y pensando mucho, es un momento de mucha reflexión sobre Brasil y sobre todo en lo que ha sucedido en los últimos tiempos. Estoy en paz con mi conciencia y dudo que todos aquellos que mintieron contra mí duerman con la tranquilidad con que yo duermo.
«Por supuesto que me gustaría tener libertad y estar haciendo lo que he hecho toda mi vida: dialogar con el pueblo. Pero estoy consciente de que la injusticia que se está cometiendo contra mí es también una injusticia contra el pueblo brasileño».
–¿Cuán importante es saber que en todos los estados brasileños hay miles de compatriotas a favor de su liberación?
–La relación que he construido a lo largo de décadas con el pueblo brasileño, con las entidades de los movimientos sociales, es una relación de mucha confianza y es algo que yo aprecio mucho, porque en toda mi trayectoria política siempre insistí en jamás traicionar esa confianza. Y no traicionaría esa confianza por ningún dinero, por apartamento, por nada. Era así antes de ser presidente, durante la presidencia y después de ella. Entonces, para mí, esa solidaridad es algo que me emociona y anima mucho a permanecer firme.
–¿Cómo definir el concepto de democracia impuesto como patrón de la oligarquía para descartar a los líderes de izquierda y que no lleguen a ocupar el poder?
–América Latina vivía en las últimas décadas su momento más fuerte de democracia y conquistas sociales. Pero recientemente las élites de la región están tratando de imponer un modelo donde el juego democrático solo vale cuando ellas vencen, lo que, claro, no es democracia. Entonces es un intento de democracia sin pueblo. Cuando no sale de la manera que ellas quieren, entonces cambian las reglas de juego para beneficiar la visión de una pequeña minoría. Eso es muy grave. Y lo estamos viendo, no solo en América Latina, sino en el mundo entero, un aumento de la intolerancia y las persecuciones políticas. Ha ocurrido en Brasil, Argentina, Ecuador y otros países.
–¿Qué mensaje envía a todos aquellos que, en Brasil y en todo el mundo, son solidarios con usted y exigen su inmediata liberación?
–Agradezco mucho toda la solidaridad. Es necesario ser solidarios con el pueblo brasileño. El desempleo aumenta, más de un millón de familias han vuelto a cocinar con leña a causa del aumento del precio del gas de cocina, millones que habían salido de la miseria están volviendo a no tener qué comer, e incluso la clase media ha perdido empleo e ingresos. «Brasil venía en una trayectoria de décadas de avances democráticos, de participación política y junto con ellos avances sociales, que se aceleraron con los gobiernos del PT, que ganaron cuatro elecciones seguidas.
No han dado el golpe solo contra el PT. No me arrestaron solo para perjudicar a Lula. Lo hicieron contra un modelo de desarrollo nacional e inclusión social. Se ha dado el golpe para eliminar los derechos de los trabajadores y jubilados, conquistados en los últimos 60 años. Y el pueblo está percibiendo eso. Y vamos a necesitar mucha organización para volver a tener un gobierno popular, con soberanía, inclusión social y desarrollo económico en Brasil».
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